La experta en derechos de autor, supervisión musical y consultoría para medios audiovisuales clausura la programación formativa de Campus MAPAS con un taller sobre sincronización musical para cine, televisión y publicidad
La alta demanda de contenidos en las plataformas digitales como Netflix, Amazon y HBO se ha convertido en un área de negocio para la música. La sincronización de música en medios audiovisuales es, por tanto, una oportunidad de negocio ante la que los creadores deben de estar preparados y conocer las herramientas para posicionar y rentabilizar su trabajo en términos económicos. “Puede ser que alguien descubra tu música, pero si no estás listo desde este punto de vista, estas oportunidades se escapan y son puertas que se abren una sola vez en una carrera”, advierte Patricia Carrera, experta en la materia, que imparte un taller sobre Sincronización musical en la clausura de la oferta de Campus MAPAS, apuesta formativa del Mercado de las Artes Performativas del Atlántico Sur, MAPAS, que se celebra del 4 al 9 de julo en Gran Canaria. Patricia Carrera tiene una trayectoria de casi 19 años de experiencia en materia de derechos de autor, y con experiencia en licencias de musica para cine, televisión y publicidad, además de ejercer tareas de supervisión y consultoría para medios audiovisuales.
Este taller de Sincronización musical, que se celebró este jueves 30 de junio en la Sala de Prensa del Teatro Cuyás en Las Palmas de Gran Canaria, y que repite este viernes 1 de julio en la sala Pérez Minik, en Espacio La Granja, en Santa Cruz de Tenerife, de 9.00 a 13.00 horas, es el último de esta propuesta formativa destinada a los profesionales de la música y las artes escénicas, que se han venido celebrando en los meses de mayo y junio en las dos capitales canarias, con ponentes como Santiago Arroyo Serrano, Toni González, Merce Puy, Isabel Gutiérrez Santana, Ana Belén Santiago, Octavio Arbeláez y Pepe Zapata.
En opinión de Patricia Carrera, la sincronización musical es una vía de negocio que puede ser lucrativa si se sabe manejar. “Hay un crecimiento exponencial en el número de producciones a nivel mundial y en el alcance que tiene el contenido latino y de habla hispana en el resto del mundo. Y es muy importante para los generadores de contenidos musical en estos territorios, tener muy claros todos los aspectos legales administrativos que tienen que resolver antes de poder sincronizar, meter una canción, poder licenciarla en estos medios audiovisuales”, asegura la experta. Según Carrera, en un mercado musical en el que se estrenan al día más de 60.000 obras “nos perdemos en un mar de músicas y de contenidos, y cuando llega una oportunidad hay que estar listos para atenderla”.
La alta demanda de contenidos musicales ha favorecido la creación de empresas especializadas en sincronización musical. “Cada vez más hay agencias de sincronización, que es un rol del que no se hablaba mucho, y de hecho sigue sin hablarse mucho de ello, que son un híbrido entre un representante de catálogo y un supervisor musical”, explica Patricia Carrera. “Cada vez hay más roles que se están generando y que tenemos que entender como industria”, agrega. A este respecto, y tal como subraya la experta, “las mismas distribuidoras y agregadoras musicales incluyen en sus contratos cláusulas de representación para sincronización, es tan importante que las mismas estructuras más grandes de la industria están empezando a adaptarse y a generar procesos para promover la sincronización de música”.
En este contexto, pocas herramientas están al servicio de los creadores musicales en la actualidad. Explica Patricia Carrera que “hay pocas herramientas en realidad, el artista tiene muy poco donde echar mano para dar a conocer su catálogo más allá de las plataformas, hay una o dos plataformas especificamente enfocadas a las que vamos a refererirnos durante los talleres, pero con estas herramientas hay mucho que hacer porque el número de catálogos, artistas que están preparados para sincronizar es muy menor, y entonces aquellos que se preparen al respecto se van a colocar al principio de la fila”.
El gran problema en torno al aprovechamiento económico de la sincronización musical reside además en que “los artistas adolecen de un entendimiento de las estructuras básicas de protección y de registro y sostén de las obras, tanto desde el punto de vista autoral como desde la grabación y los derechos”. Cuestiones que requieren de una puesta al día de los profesionales, porque tal como recuerda Patricia Carrera, “es lo que más falta, porque lo que todo el mundo quiere que su canción esté en Netflix”.